El término burbuja inmobiliaria ya es de uso común y produce tanta preocupación como la gripe Aviar.
Luego de la burbuja española, los mercados del sector inmobiliario del mundo incorporaron procesos de alerta.
Alemania, un país en el que el mercado inmobiliario siempre ha sido estable, que poco conoce de crisis, está empezando a mostrar indicios de inestabilidad.
La economía Alemana es estable, y por lo tanto relajada en los procesos de adquisición de inmuebles, lo cual, precisamente, fue el inicio del camino a la burbuja en España.
El fenómeno, tiene que ver con el sesgo que comienzan a presentar las preferencias de inversiones, al ser relativamente fácil adquirir viviendas, se convierte en una inversión cómoda y segura, al alcance de muchos, hace que se desequilibre la relación entre la oferta y al demanda.
En épocas de economía tranquila, la inclinación a invertir en inmuebles provoca justamente que la economía se desequilibre. Con ello, el rendimiento que produce en términos de retorno la compra de propiedades, se hace superior a la compra de acciones o bonos, y se vuelve peligroso que los precios escalan con la demanda, pero la demanda no disminuye.
El indicador es claro, la vivienda creció un 20 % el último año, pero venía de porcentajes superiores, sostenidos, desde hace como 3 años, la situación Europea general contribuyó a “disparar” la compra de propiedades, cuando en España las viviendas producían un sistema financiero ficticio, en Alemania las viviendas estaban en equilibrio, pero con un valor menor al de la relación que se toma como referente del valor, renta, costo de la vivienda, energía que la sostiene, tamaño de la vivienda, lugar geográfico, respecto al sueldo, al poder adquisitivo que hacía factible la adquisición.
El otro indicio es el control de las financieras sobre el negocio inmobiliario para colocar negocios inmobiliarios en la Bolsa. Los agoreros economistas ya murmuran que cuando la cantidad de compras es para inversión y no de uso, y hay entidades bancarias controlando firmas inmobiliarias y colocando sus activos en la bolsa de valores hay una conversión de la propiedad de vivienda a comidities, el valor de los negocios inmobiliarios se convertirían en un valor ficticio que se moverá al capricho de la bolsa, en vez de un bien básico para cubrir necesidades o tan siquiera a su valor intrínseco.
Las viviendas se transforman en acciones que cotizarán en Bolsa, que fue otro de los indicios que llevaron a España a la sobrevaloración de inmuebles que provocó la caída en los pagos.
La vecindad con España acompaña el proceso, ya que los inversores que sufrieron o sufren el mercado deprimido de ese país, mudaron sus inversiones hacia Alemania, así como todos los inversores que se había volcado al mercado inmobiliario español y que luego de la burbuja migraron sus propósitos hacia países más estables, en el que Alemania fue el preferido; las inversiones que llegaron desde Italia, Grecia, y países nórdicos, respondieron a la burbuja española redirigiendo sus preferencias hacia Alemania.
Ya se conocen casos de compulsa entre compradores que suben los precios de propiedades al doble de la oferta inicial, claro indicio de una economía distorsionada en el mercado inmobiliario.
Habrá que ver cómo responde un país de la envergadura de Alemania, cuando tiene todos los signos y alertas necesarios para no caer en lo que ya parece una herida endémica a la economía Europea.
El proceso demuestra que no hay país que no pueda caer en problemas de distorsión económica cuando algún otro país del continente presenta problemas de equilibrio económico.
Parece que hay una lección en la situación, cuando un país vecino está en problemas, el rescate sirve para no arrastrar a otros, no hay forma de quedar aislados, en una economía globalizada.